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Foto del escritorAlba Camacho Sáez

Bebés difíciles y las graves consecuencias de no saber como actuar a tiempo

Actualizado: 21 ago 2019



La mayoría de autores describen que la personalidad se constituye por dos elementos: el temperamento y el carácter. El temperamento es innato, nos acompaña desde el inicio de nuestras vidas y es la base de nuestra personalidad, que se irá consolidando a lo largo del tiempo. Por el contrario nuestro carácter, se desarrolla a partir de las influencias ambientales.


En este artículo, describiremos los tres tipos principales de temperamento que podemos encontrar en los bebés: el fácil, el difícil y el de reacción lenta. Aunque la mayoría de niños no se pueden clasificar de forma exacta en ninguna de estas categorías, nos son útiles conocerlas para saber cómo orientar la crianza de nuestros hijos.


Distintos aspectos de la biología y la fisiología determinan el temperamento de cada individuo. Es especialmente relevante el papel de los neurotransmisores del sistema nervioso y de las hormonas del sistema endocrino, así como el nivel de activación cerebral y la reactividad a la estimulación.


Se cree que el temperamento de los bebés se desarrolla a medida que sienten emociones, cuyos patrones de presentación van configurando una disposición psicofisiológica determinada. La actitud de los padres y sus reacciones ante las necesidades del pequeño tienen un peso relevante en la configuración del temperamento.


En la década de 1950 Alexander Thoma y Stella Chess iniciaron una investigación sobre el desarrollo de la conducta y la personalidad que duraría más de 30 años, el New York Longitudinal Study. A partir de este estudio se han descrito tres tipos de temperamento en bebés: el fácil, el difícil y el de reacción lenta (o “niños difíciles de entusiasmar”). Es importante tener en cuenta que un 35% de los niños analizados no se podían clasificar estrictamente en ninguno de ellos, sino que mostraban rasgos propios de más de uno de los tipos.


- Niños fáciles: Los niños “fáciles” son aquellos que presentan estados de ánimo de intensidad moderada y con tendencia al buen humor. Sus ritmos biológicos son estables, por lo que les resulta sencillo adoptar patrones horarios y alimentarios regulares. También aceptan las experiencias frustrantes más que los niños con otros temperamentos. Además los niños de temperamento fácil muestran una disposición abierta a experiencias y situaciones nuevas: sonríen en mayor medida a personas desconocidas, toleran satisfactoriamente alimentos nuevos y se adaptan bien a cambios en las rutinas.


Según el New York Longitudinal Study el 40% de los bebés pueden ser clasificados en la categoría de temperamento fácil. Esto lo convierte en el estilo temperamental temprano más frecuente de los tres.


- Niños difíciles: son niños con ritmos biológicos irregulares, respuestas emocionales de intensidad elevada y tendencia a sentir y manifestar emociones negativas, por ejemplo en forma de irritabilidad o de llanto; no obstante, también suelen mostrar de forma más marcada las emociones positivas. Estos bebés tienen más dificultades que los de temperamento fácil para mantener horarios y patrones regulares de sueño y alimentación. Les cuesta más adaptarse tanto a alimentos como a situaciones y rutinas nuevas, y confían menos en las personas que no conocen. Los niños de temperamento difícil reaccionan en menor medida a la estimulación novedosa y a los cambios. También tienden a responder con llantos y berrinches a la frustración de sus deseos e impulsos.


Sólo un 10% de bebés, aproximadamente, se pueden clasificar en la categoría de temperamento difícil.


- Niños de reacción lenta: Los autores del New York Longitudinal Study también denominaron a los integrantes de este grupo “niños difíciles de entusiasmar”. Estos supusieron un 15% de la muestra total.


De forma sintética podemos decir que los bebés de reacción lenta muestran muchas características propias del temperamento fácil, si bien se muestran más indiferentes que estos y tardan más en adaptarse a los cambios. Los bebés de reacción lenta manifiestan  emociones menos intensas que los de temperamento fácil, tanto si son negativas como si son positivas. Tienden a mostrarse más reticentes a las personas, situaciones y alimentos nuevos que los niños fáciles, aunque se adaptan bien de forma progresiva, sobre todo si no se les presiona. Los ritmos biológicos de los niños lentos son menos regulares que los de los fáciles, lo cual hace que les cueste más adquirir nuevos patrones y hábitos, si bien menos que a los bebés de temperamento difícil. 


En los bebés con un temperamento difícil, los padres se sienten desbordados y no disfrutan tanto de la crianza. Todo ello afecta al vínculo con el bebé ya que “no le entienden”, se sienten inseguros en sus capacidades como padres y no experimentan la sensación de recompensa por todo el tiempo y la dedicación empleada en el cuidado de su hijo. Si no se realiza una intervención psicológica temprana, esto puede llevar a graves consecuencias en el desarrollo del niño que suele no sentirse “tan querido o deseado” como otros niños de su edad. Los padres además, experimentarán durante toda la crianza una sensación de culpa por creer que no lo han sabido hacer bien con su hijo. #centrealba #psicologiaperinatal #psicólogainfantilsantfeliudellobregat #psicologaperinatalsantfeliudellobregat

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